Capacitación laboral: la puerta de entrada al crecimiento profesional

Capacitación laboral: la puerta de entrada al crecimiento profesional

Las grandes empresas han comprendido que para ser las mejores y permanecer en esa posición, deben contar con colaboradores talentosos y altamente capacitados. En ese sentido, la capacitación laboral es la mejor puerta de acceso al crecimiento profesional que tienen los trabajadores modernos, empezando porque, según evidencia reciente, las habilidades explican entre el 50 % y el 66 % de las variaciones del crecimiento per cápita. 

Una persona que permanentemente actualiza sus conocimientos y adquiere nuevas habilidades en el campo que se desenvuelve, se convierte en un elemento más atractivo para las organizaciones. Una breve muestra de ello son los resultados de la Encuesta de seguimiento del Programa de Capacitación +Capaz del Sence 2016. Según estos, al iniciar la formación, solo el 23% de los aprendices poseían trabajo y, un año después de certificarse, 58.7% de ellos ya estaban ubicados laboralmente. 

Es decir que la capacitación aumenta la empleabilidad, punto de partida fundamental en materia de crecimiento profesional. Luego, aporta importantes beneficios al respecto que se convierten en razones de peso para aquel trabajador que tiene metas laborales claras. A saber:

Mayores oportunidades de desarrollo

Como ya se señaló, el profesional en constante formación laboral es altamente valioso para las empresas. Para retenerlo, las organizaciones conciben estrategias de retención entre las cuales se hallan las oportunidades de desarrollo profesional.

La gerencia sobreentiende que alguien que se capacita continuamente tiene un fuerte deseo de superación; por ello, para no dejarlo ir, le brindará opciones de ascenso laboral, acceso a más capacitación e incluso flexibilidad horaria para que curse estudios profesionales si así lo desea. 

En este punto, el aumento de los ingresos también puede ser una estrategia de retención y, por supuesto, una oportunidad de desarrollo. Mejores rentas se traducen en una mejor estabilidad y mayor tranquilidad, junto con la posibilidad de acceder a nuevos conocimientos y habilidades (¿cómo cursar, por ejemplo, una carrera profesional cuando el sueldo solo alcanza para la manutención?). 

Mayor movilidad laboral 

En el caso que la empresa en la que se desempeña el profesional capacitado no brinde oportunidades de desarrollo ni de ascenso laboral, este puede marchar tranquilamente a una que le ofrezca mejores condiciones al respecto. 

Adaptación al cambio

El trabajador que no logre adaptarse a los constantes cambios del mercado simplemente quedará estancado profesionalmente. De hecho, un informe de la Academia Nacional de Ciencias de USA, encontró que “el sistema educativo deberá adaptarse para preparar a las personas para el cambiante mercado laboral”. 

Capacitarse y desarrollar nuevas habilidades es y será aún más esencial para mantenerse al día con los cambios en el lugar de trabajo y no quedar anquilosado para el crecimiento profesional. 

Sin embargo, capacitarse no es todo: la importancia de identificar las necesidades

Queda claro que la formación laboral es un importante impulsor del crecimiento profesional. No obstante, la persona no debe “formarse por formarse”, porque puede terminar adquiriendo conocimientos y habilidades obsoletas para su trabajo. Los buenos resultados al respecto dependen de saber identificar las necesidades de capacitación. 

Para ello, el profesional debe realizar un diagnóstico de dichas necesidades de capacitación, atendiendo a su profesión, área de especialización y, lo más importante, a sus objetivos de crecimiento profesional. Los siguientes tips son muy útiles en esta tarea: 

  • Observar el ambiente laboral para determinar cuáles son las competencias más valorados en la empresa o aquellas que necesita para ser mejor. 
  • Realizar un breve estudio del mercado laboral, consistente en revisar las ofertas de trabajo en prensa y plataformas web, para determinar cuáles son las habilidades más demandas. 
  • Investigar sobre las habilidades y conocimientos que serán más demandados a futuro dentro de la industria en que se desenvuelve.

Sin duda este diagnóstico arrojará un buen número de opciones de capacitación. Hay que priorizarlas. Para hacerlo, puede atender a la ecuación Tiempo/Utilidad. Todo programa de formación exige, valga la redundancia, tiempo para ser desarrollada y a cambio entrega una serie de habilidades y conocimientos que pueden ser útiles o benéficos. 

En función de esas dos variables, surgen cuatro opciones de priorización de entrenamiento: 

  1. Capacitaciones que se deben desarrollar: aquellas que representan una alta utilidad y exigen poco tiempo para ser desarrolladas. 
  2. Capacitaciones cuya elección exige reflexión: las de alta utilidad que requieren bastante tiempo para ser aprendidas. 
  3. Capacitaciones que no se requieren, pero hay que tener presentes: son las de poca utilidad en el momento que no exigen mucho tiempo. Es bueno dejarlas en el tintero porque realizarlas a futuro puede representar un enriquecimiento del currículo. 
  4. Capacitaciones que hay que ignorar: son de baja utilidad y encima exigen bastante tiempo.

Una vez realizado el diagnóstico y determinadas las necesidades de capacitación, hay que pasar a revisar la oferta de programas de formación laboral para elegir los más idóneos. Por supuesto, es fundamental que estos sean de alta calidad y estén alineados con la demanda de talento del mercado laboral, como los ofrecidos por la Universidad Católica de Chile.

Para finalizar, cabe señalar que, según el Informe Capacitación Laboral en América Latina, de Diálogo Interamericano y la red Laureate International Universities, solo un 10% de la Población Económicamente Activa (PEA) recibe alguna forma de capacitación al año. Esto quiere decir que aquellos profesionales que emprendan su formación para el trabajo tendrán un diferencial competitivo invaluable. 

 

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