Uno de los objetivos de cualquier empresa es advertir a tiempo los cambios de la sociedad, pues eso facilita el descubrimiento de nuevas oportunidades de negocio. En ese sentido, desarrollar una cultura del aprendizaje es de suma importancia, ya que permite potenciar el conocimiento y perfeccionar las habilidades competitivas de todos los trabajadores.
La cultura del aprendizaje apunta a que aprender sea la base del desarrollo organizacional, manteniendo actualizados tanto conocimientos individuales como procesos para optimizar tiempo y recursos. Además, esta perspectiva resulta muy útil para fortalecer el sentimiento de pertenencia de los colaboradores, ya que al estar en un lugar en donde el aprendizaje es permanente, se abren oportunidades de crecimiento y posibilidades de ampliar el abanico de habilidades.
Cultura del aprendizaje: fortaleciendo el desarrollo organizacional
La apuesta por esta forma de llevar el cotidiano empresarial fomenta la capacitación y los espacios de interacción en donde todos los integrantes de una compañía generan conocimientos mutuos y lazos de afinidad. Al respecto, John Schonegevel -estratega empresarial británico- explica que la mayoría del aprendizaje sucede en el trabajo, es decir, entre compañeros y en instancias cotidianas en las que la cooperación resulta fundamental.
Para que una empresa sea capaz de adoptar una cultura empresarial de forma exitosa, requiere de capacidad de transformación, compromiso de todos los trabajadores, líderes capaces de orientar el proceso y la adaptación de los procesos a nuevas posibilidades.
El caso de la empresa estadounidense Kodak permite evidenciar la importancia de la cultura del aprendizaje para el crecimiento sostenido de una organización. Pese a que la marca fue de las primeras en lanzar las cámaras digitales al mercado, su desconfianza constante hacia el nuevo formato digital se transformó rápidamente en un error que les costaría demasiado caro. Mientras firmas como Nikon, Sony o Canon se adaptaron a las exigencias de los consumidores, su poca capacidad para amoldarse y actualizarse fueron las principales causas que llevaron a la compañía a perder su posición en el mercado.
Por otro lado, Google representa un ejemplo de buenas prácticas en lo que respecta a esta cultura del aprendizaje a nivel empresarial. Hace unos años, casi 2000 empleados se ofrecieron como voluntarios para formar a sus compañeros en disciplinas en las que ellos eran expertos, con grandes resultados. La experiencia de Google evidencia que los trabajadores son los máximos generadores de conocimiento dentro una empresa y que la colaboración entre las distintas áreas es determinante para el crecimiento sostenido y un desarrollo organizacional capaz de adaptarse al nuevo escenario laboral.
De hecho, un estudio reciente de APQC (American Productivity and Quality Center) demostró que uno de los principales impedimentos que encontraban las empresas a la hora de adquirir agilidad en sus operaciones es trabajar en silos, entendido como la falta de cooperación eficiente entre los distintos departamentos que integran una empresa.
Beneficios de la adopción de la cultura del aprendizaje
Aunque se trata de un proceso que requiere de tiempo, las empresas que adopten la cultura del aprendizaje obtienen ciertos beneficios que vale la pena considerar. Entre los principales, vale la pena destacar:
- Innovación. El aprendizaje continuo permite a las empresas ser pioneras en la implementación de procesos y metodologías novedosas, pudiendo optimizar tanto tiempo como recursos. Esto representa una importante ventaja competitiva, pudiendo identificar nuevas oportunidades de negocio o adentrarse en nichos de mercado antaño inexplorados por falta de habilidades.
- Trabajadores mejor capacitados. Aunque este beneficio impacta de forma directa a los trabajadores, las empresas lo perciben a nivel de resultados: si el capital humano está mejor preparado para desarrollar sus funciones habituales, los resultados serán mejores, lo que se manifestará en la satisfacción del cliente.
- Incremento en la productividad. Cuando una empresa está dispuesta a aprender de forma constante no solo garantiza una mejora en sus procesos y resultados, sino que puede incrementar su productividad al incorporar nuevos conocimientos y habilidades. Acá, nuevamente el factor humano se alza como la piedra angular de la correcta implementación de la cultura del aprendizaje, pues son los trabajadores en quienes se materializa la efectividad de esta visión laboral.
- Colaboración. El aprendizaje continuo implica la colaboración de diversos sectores de una organización, una actitud que se traspasa a los diversos procesos y quehaceres cotidianos, transformando la cultura organizacional. Así, esta nueva perspectiva acerca a todas las áreas en torno a objetivos comunes: el aprendizaje no es aislado, sino que requiere la participación de todos los colaboradores.
La cultura del aprendizaje permite a las empresas estar en permanente actualización de sus recursos, tanto en lo que a capital humano se refiere como a los procesos que realizan a diario. Los beneficios que las empresas perciben al adoptarla son concretos y se alzan como un importante factor diferenciador, entendiendo que el aprendizaje continuo permite a las organizaciones identificar tendencias y posicionarse como referentes en sus respectivos rubros.